La conferencia organizada por el Instituto Internacional de la UNESCO para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (IESALC) destaca los avances, pero también señala los desafíos que enfrenta la región; el director de la institución enfatiza el agravamiento de la situación con la pandemia del COVID-19
Versión original en portugués por Marcílio Lana | Entre 2000 y 2018, el acceso a la educación superior aumentó en todo el mundo. La tasa bruta de matriculación (porcentaje de la población matriculada en relación con la población total del grupo de edad recomendado) pasó del 19 al 38%.
En la región de América Latina y el Caribe, que presentó el segundo mejor resultado del mundo, la tasa bruta de matriculación en la educación superior aumentó del 23% al 52%.
Otro resultado celebrado fue el aumento del acceso de las mujeres a la educación superior. Luego de 19 años, el aumento en la matrícula femenina en instituciones universitarias de América Latina y el Caribe señala la existencia de políticas adoptadas para asegurar la igualdad de género en la región.
Sin embargo, hay vientos de cambio que soplan en algunas direcciones; en otras, las transformaciones han permanecido dormidas. Cuando observamos la relación entre el acceso a la educación superior y el perfil social y económico de los estudiantes, nos damos cuenta que las matrículas aún se concentran en los estratos sociales más pudientes de la sociedad. Entre 2000 y 2018, el porcentaje de crecimiento de la tasa bruta de matriculación entre los más pobres de la región fue del 5%, ubicándose en el 2018 en 10%; y entre los más pudientes el crecimiento fue del 22%, ubicándose la tasa en el 2018 en 77%, acentuándose los escenarios de exclusión con la pandemia de COVID-19.
Este y otros desafíos fueron discutidos durante la Conferencia “Desigualdades en el acceso a la Educación Superior y poblaciones desfavorecidas en la región de América Latina y el Caribe en el contexto de la pandemia del COVID-19″, realizada virtualmente por el Instituto Internacional de la UNESCO para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (IESALC).
El evento, que tuvo lugar el martes pasado 17 de noviembre de 2020 y contó con 77 participantes, entre autoridades universitarias, académicos, docentes y especialistas, se llevó a cabo en el marco de la tercera edición del Día Mundial del Acceso a la Educación Superior (en inglés, Word Access to Higher Education Day, WAHED, 2020), una serie de conferencias organizada por la Red Nacional de Oportunidades Educativas (NEON) que comenzó en Australia, Asia, África, Europa, América del Norte y ahora llega a América Latina y el Caribe.
Compromiso social
¿Cómo podemos garantizar que las poblaciones menos prósperas tengan las mismas oportunidades de acceso a la educación superior? ¿Qué iniciativas están adoptando las instituciones para favorecer el acceso a la educación superior, en particular, de los grupos más vulnerables? ¿Qué políticas públicas se han adoptado en América Latina y el Caribe? Y, pensando en el futuro, ¿qué se podría hacer para democratizar aún más el acceso a la educación superior en la región?
Estas fueron las preguntas que Francesc Pedró, director de IESALC, hizo a los participantes durante la inauguración de la Conferencia. Luego de presentar datos que apuntan a un mejor desempeño de la región en los últimos años, el director refirió las preguntas a los cuatro invitados, señalando que los desafíos aún son parte de la realidad de la región. Los invitados a la Conferencia fueron: Sandra Goulart Almeida, rectora de la Universidade Federal de Minas Gerais (UFMG), en Brasil; y vicepresidenta de la Asociación de Universidades Grupo Montevideo; Sir Hilary Beckles, vicerrector de The University of the West Indies y presidente de Universities Caribbean; Marcelo Knobel, rector de la Universidade Estadual de Campinas (Unicamp), también en Brasil; y Rodrigo Arim, rector de la Universidad de la República (UDELAR), de Uruguay.
Pedró sostiene que el gran objetivo es seguir en la senda de democratizar el acceso a la educación superior, y alerta que las condiciones adversas se han visto agravadas por la pandemia de COVID-19. “Nuestro contexto actual es adverso. El escenario político y económico no es favorable, pero invito a las instituciones de nuestra región a mantenerse firmes. Nuestro compromiso es democratizar el acceso”, afirmó.
El director del IESALC llamó a los rectores, líderes universitarios y profesores a “salir a la calle en busca de estudiantes”. “Aquellos que no están matriculados, pero que deberían estarlo, deben ser encontrados. En las grandes universidades clásicas se recuerda con frecuencia que la Universidad es el Alma Mater, es decir la Madre de las Almas. Debemos encontrar a los estudiantes más vulnerables y asegurarnos de que tengan las condiciones necesarias para acceder a la educación superior”.
Acceso y permanencia
La vicepresidenta de la Asociación Grupo de Universidades Montevideo y rectora de la UFMG, Sandra Goulart Almeida, señaló que, en Brasil, el sistema de educación superior es diferente: el 11,6% de las matrículas se concentra en instituciones públicas de educación superior y otro 88,4% en privadas. La rectora señaló que en Brasil se tomaron medidas para tratar de asegurar que un mayor número de jóvenes ingresasen a la educación superior. Recordó que entre 2005 y 2018, el número de estudiantes en la educación superior brasileña pasó de alrededor de 550 mil a más de 1,3 millón, sin embargo, resaltó que “los desafíos siguen siendo grandes”.
En Brasil, el Plan Nacional de Educación se establece la meta de que el 33% de los jóvenes, entre 18 y 24 años, ingresen a la educación superior para el año 2030. En 2018, ese porcentaje era del 23%. “Hubo una gran expansión en nuestro sistema educativo federal para ese período”, dijo la rectora, recordando la adopción, en 2007, del Plan de Reestructuración y Ampliación de Universidades Federales (Reuni), proyecto que amplió la oferta de plazas y cursos, y aseguró la interiorización de los campus universitarios. La rectora también se refirió a la “Ley de cuotas”, de 2012, y a la “Ley de PCD”, para personas con discapacidad de 2016.
“Pese a ello, aún estamos lejos de eliminar las desigualdades en el acceso a la educación superior ”, reflexionó la rectora de la UFMG. La especialista brasileña destacó algunas medidas adoptadas en la UFMG, presentando proyecciones de la Universidad para el futuro pospandemia. “Hoy estamos muy preocupados no solo por el acceso, sino también por la permanencia del estudiante en la Universidad”, explicó. “Hoy enfrentamos una situación muy triste, agravada por la pandemia, pero sobre todo por la política actual del gobierno federal, que ha reducido la inversión en el seno de las universidades públicas”, advirtió.
Movilidad social
Sir Hilary Beckles señaló que el Caribe se dirige hacia la democratización, asegurando el ingreso de los más vulnerables y las mujeres a la educación superior. “En 30 años, ha habido un cambio en el perfil de los estudiantes de The University of the West Indies. Hace tres décadas la gran mayoría de estudiantes eran hombres, hoy el 75% de la matrícula corresponde a mujeres”, celebra. Para Beckles, quien también es presidente de Universities Caribbean, el acceso a la educación superior es una condición para poder dejar la pobreza, lograr el desarrollo, soberanía e independencia económica y social de los pueblos. “La educación superior es un derecho civil y se traduce en un instrumento de movilidad social”, reitera Beckles.
El vicerrector de The University of the West Indies, la más grande del Caribe, señala que uno de los grandes problemas de la región es que los colonizadores -franceses, ingleses, españoles y holandeses- dejaron un legado de desigualdad, fruto de culturas muy diferentes. La economía, según el dirigente universitario, es frágil y no ofrece a los jóvenes que ingresan a la educación superior y completan sus estudios, condiciones de permanencia.
“Aún nos enfrentamos, por ejemplo, a una cultura de tradición arcaica y colonizadora. El cincuenta por ciento de los estudiantes de nuestra universidad abandona la región después de graduarse. Van a Estados Unidos y Canadá y no contribuyen al desarrollo de las islas, ya que no hay oportunidades laborales”, explica Sir Hilary Beckles.
Los procesos de admisión no incluyen
El rector de la Universidade Estadual de Campinas (Unicamp), Marcelo Knobel, llama la atención sobre el tema de los procesos de admisión. Según él, cerca de 90 mil jóvenes deberían inscribirse, el próximo año, en el proceso de admisión (en Brasil, llamado vestibular) en la Unicamp. Pero solo 3.300 podrán ingresar a la institución. “El proceso es muy difícil y acaba creando lo que llamamos el fenómeno de la autoexclusión. Muchos jóvenes, desanimados por una competencia absurda, terminan por rendirse”, subraya Knobel.
El líder de la universidad estatal brasileña sostiene que es necesario buscar procesos más justos e inclusivos. “Necesitamos deconstruir la idea del proceso de admisión como única forma de entrada. En la Unicamp hemos adoptado algunas medidas como el ProFis, un programa de formación interdisciplinar que asegura a los mejores alumnos de las escuelas secundarias públicas de Campinas [ciudad donde se ubica la Unicamp], acceso directo a la educación superior sin tener que pasar por un proceso de admisión”, aclara.
“Nuestro programa tiene 10 años y atendemos a 120 estudiantes al año. Hemos logrado buenos resultados: el 80% de los estudiantes beneficiados tiene un ingreso familiar per cápita de un salario mínimo; el 40% son negros (negros y pardos); y el 90% son la primera generación de estudiantes matriculados en la educación superior de sus familias”, agrega.
Descentralización
Rodrigo Arim, rector da Universidad de la República del Uruguay, sostiene que la descentralización debe ser concebida como una estrategia para la inclusión de estudiantes en la educación superior. El líder universitario uruguayo informa que el 80% de las matrículas en educación superior se concentra en la Universidad de la República. Allí, explica Arim, no hay un mecanismo de acceso como los procesos de admisión brasileños. “Somos un país y una universidad con vocación democrática, por eso nos parece fundamental descentralizar las oportunidades, salir de las grandes ciudades y ofrecer oportunidades en el interior del país”, enfatiza.
Arim destaca que aún hay un gran desafío que enfrenta su país. “En 1988, teníamos 61 mil alumnos. El año pasado alcanzamos el nivel de 140 mil matrículas en la educación superior. En los próximos cuatro años, la expectativa es que ingresen en la educación superior universitaria uruguaya, 20 mil nuevos estudiantes por año, necesitamos encontrar condiciones para que el financiamiento de los estudiantes garantice su permanencia”, agrega.